¿Han escuchado de la Economía Circular?
¿saben de qué se trata?
¿entienden por qué algunas personas, empresas, países y organismos internacionales están hablando de ella?
Yo descubrí esta nueva economía hace un tiempo y me enamoré de ella. Tomé un curso de varios meses en la Universidad de California Berkeley, donde, al partir, me dijeron que su principal objetivo era que yo cambiara mi forma de pensar. Qué susto me dió al escuchar eso…¿que locura me irían a enseñar?
Pero la verdad es que al pasar el tiempo y al aplicar los conceptos que allí aprendí, me di cuenta de que, efectivamente, tenían razón.
«La Economía Circular es una nueva forma de pensar»,
Nueva porque desde la revolución industrial se ha pensado y actuado de otra forma, de una forma lineal. Es decir, se toman los recursos, se transforman y se usan. Pero nadie pensaba en qué pasaba después de usar esos productos.
¿A dónde iban a parar una vez que se usaron? ¿Qué pasó con los recursos que se usaron para hacerlos? ¿Se tienen más recursos para seguir haciendo esos productos? ¿dónde se deja lo que no se usa?
Cuando las personas comenzaron a darse cuenta que los recursos son finitos y se bota mucho de lo que se produce, comenzaron a pensar en:
- Cómo disminuir el consumo de recursos no renovables y aumentar el de los recursos renovables.
- Cómo disminuir las emisiones contaminantes.
- Cómo disminuir los desechos que se generan en todo el proceso de producción y consumo.
- Cómo utilizar estos desechos como materia prima o fuente de energía para elaborar otros productos.
- Cómo aprovechar los residuos que a pesar de eso, aún quedan.
La filosofía, pensamiento o ciencia que da respuesta a estas preguntas es lo que se conoce como Economía Circular y que yo amé, porque será la forma en que lograremos salvar la tierra en que vivimos y en la que vivirán nuestros hijo/as.
La Economía Circular no es una utopía, es sumamente práctica y aplicable. Es tan simple como pensar en cómo funciona la naturaleza y tratar de replicarlo en la producción. Un frutal, por ejemplo, emerge de la tierra dónde necesitó recursos para crecer, luego se desarrolla, crece, produce las frutas, y cuando acaba su vida útil, muere y se reintegra a la tierra, que lo usa como abono para nuevos árboles. En el caso de una industria, se debería pasar lo mismo: Utilizar recursos renovables ( o la mayor cantidad de ellos) para generar el producto, usar el producto para el fin que corresponda y cuando acabe su vida útil, utilizarse como base para un nuevo producto o reintegrarse a la tierra.
¿Qué se necesita para lograr esto?
Pensar sistémicamente y en el ciclo de vida del producto, es decir, pensar que yo soy parte de un conjunto de personas (empresas, industrias) que influyen de una u otra manera en la producción y que todos somos parte de una cadena productiva, somos eslabones de esta cadena. Así, lo que haga un eslabón influye en los otros eslabones. Pero además, todos estos eslabones están influenciados por lo que pase en el ecosistema en el cual se inserta esta cadena.
Suena complejo, pero tomen un segundo para imaginarse de lo que hablamos, y no, no es complejo de imaginar. Sólo diferente. Sólo innovador.
Hay que ser ingeniosos e innovadores para lograr los cambios que necesitamos hacer para parecernos más a la naturaleza.
Economía Circular, es todo lo anterior, y no es imposible. Vamos por los cambios que nos harán mejorar el mundo. Ya nos dimos cuenta que hay que cambiar las cosas, ¡Ahora hagámoslo!
Escrito por:
Paola del Río Weisser
Ing Civil, socia fundadora Aporto
